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viernes, 4 de octubre de 2013

Tres días y tres noches




Este micro relato lo escribí hace años, cuando estaba en la universidad, y lo he retocado un poquito. Deseo que lo paséis bien, o mal, según se mire:

Yo no estoy loco, estoy completamente seguro. No sé qué pasó, pero no estoy loco. Sólo estoy nervioso, un poco nervioso, sí, porque esta situación me produce inseguridad.
Yo no, no sé lo que ha sucedido realmente, ni si hice algo diferente que me llevara a ésto. Es como si alguien me hubiera elegido para llevar a cabo algún experimento macabro. Todo es extraño, todo es ajeno por completo a mi entendimiento.
Lo que sé con seguridad es que hoy me desperté, me levanté, miré el reloj de la mesita de noche y por la fecha que señalaba llevaba tres días en la cama. Es como si de mi vida se hubieran borrado tres días en los que no hice ni viví nada, como si jamás hubieran transcurrido.
Para mí hace cuatro días fue ayer, y ayer recuerdo perfectamente que me acosté con un terrible dolor de cabeza y que sólo pensaba en descansar sobre el regazo de Alicia, mi esposa, y sentir su pecho cálido latiendo junto a mi sien, aligerando mis cargas y mi dolor con su amor desmedido.
Me dolía la cabeza porque me golpee con no se qué y sólo deseaba tumbarme en la cama mientras ella regresaba haciéndome olvidar esa punzada penetrante. Me recosté sobre la almohada y esperé, y seguí esperando, mas ella no llegaba y al final me quedé dormido.
Creía que durmiendo tres días y tres noches recordaría algo más que un lento paseo por una oscura senda alfombrada de crujientes hojas otoñales que se iban despedazando a mi paso, pero no fue así. Es como si hubiera estado caminando tres días por ese sueño hasta encontrar la forma de despertar, hasta encontrar la salida, cuando el camino se bifurcó y escogí una de las sendas. Entonces desperté y seguía sólo.
Todo estaba como cuando me acosté. Alicia no había dado signos de haber estado en casa durante este tiempo y, no sé, simplemente esperé porque ni hambre tenía para desayunar algo. Con el paso de los minutos caí en la cuenta de que no escuchaba ningún ruido: no había tráfico en la calle, ni los gorriones piaban, ni los perros del vecino ladraban, y bien raro era que a esas horas no estuvieran dando la coña ya. Entonces miré por la ventana y mi ansiedad creció, pues nadie había en la calle: ningún ser vivo se cruzó ante mis ojos; nadie en la acera, ningún vehículo circulando, ninguna ventana moviéndose o ni indicios de vida en el tejado, donde habitualmente se ponen los grajos a estas alturas del año; nada, soledad es todo lo que vi para mi, y empecé a traumarme pensando en la posibilidad de que nunca más volviera a ver a nadie. Salí a la calle y corrí de un lado a otro.
—¿Hola? ¿Hay alguien ahí? —grité. Pero el silencio fue mi respuesta y cuando estuve harto de mi soledad regresé a casa a sabiendas de que ya nunca más vería a nadie. Entonces rompí a llorar como un niño.
Yo no estoy loco, seguro, puesto que puedo razonar a pesar de mis preocupaciones, pero la realidad es que han pasado tres días y tres noches desde ayer y, puesto que no he vivido ese tiempo y estoy aquí, y los demás no, he de suponer que el golpe que me di me ha enviado a un plano diferente, como una especie de universo paralelo en el que vivo tres días por delante de los demás, sí, debe ser que vivo en el futuro.
Pero el caso es que no recuerdo haber perdido el sentido, porque fui capaz de llegar hasta la cama y acostarme. Lo extraño es que no sé por qué me lo di, sólo sé que me dolió intensamente al principio, para irse diluyendo poco a poco. Cuando desperté ya no me dolía ni he visto que tenga morados o hinchazones. No ha quedado ni rastro. Al principio creí que habría tenido algún shock que me hubiera hecho dormir tres días y tres noches y que me desperté una vez que me sentí fuerte y recuperado. Algo así como si hubiera estado conmocionado, o incluso hubiera tenido algún tipo de coma no muy profundo.
Pero lo cierto es que Alicia no me despertó y creo que ni siquiera lo intentó. No obstante dudo que ella me haya abandonado porque me quiere mucho, tanto, que siempre me ha perdonado por mis continuas infidelidades. Ya me había perdonado por mi último desliz, con Carla, la mujer de Luis, su compañero de trabajo. Además, lo último que le escuché decir fue que me amaba ¿Cómo iba a dejarme entonces?
Sin duda debe ser lo que pienso. Estoy en el futuro o todos se han quedado en el pasado, o algo así.
¡Dios! ¡El sexo sí que lo voy a echar de menos! Lo sé, es mi debilidad, pero no lo puedo remediar. Se me da bien conquistar a las mujeres y Alicia lo sabía cuando la conquisté a ella.
Pero ¿Por qué me tiene que pasar a mí? ¿Es por mi dinero? ¿Es por envidia? ¡No lo entiendo! Por alguna razón debo estar condenado a esta soledad, pero ¿Por dinero? Si el mundo está lleno de capullos con dinero peores que yo. Cualquier político o dirigente de cualquier empresa es tan impresentable o más que yo y seguro que no han pasado por esta pesadilla.
Tengo que tranquilizarme y pensar algo porque del mismo modo que llegué a este solar vacío debe haber alguna forma de volver.
Veamos, Si dejo una carta por debajo de la puerta del vecino y mi teoría es cierta, la recibirá dentro de tres días, de modo que podría avisarle de lo que me está pasando.
Espera, no puedo ponerle cualquier cosa, pensará que estoy loco y, yo, yo no estoy loco, creo ¡Ah! Lo pensaré mejor. Iré a la cocina y comeré algo, aunque no tengo hambre todavía, pero tengo que llenar el estómago porque, si no como ni bebo, acabaré enfermando ¡Ay! ¡Malditos nervios! ¡Todo se me cae de las manos!
En fin, espero que Alicia haya comprado comida para tres días o tendré poco para elegir. Sí, hubo suerte y ese jamón tiene muy buena pinta. Cortaré un poco. Veamos donde dejé el cuchillo…
Un momento ¿Y este martillo? ¿Qué hace con los cuchillos? Está, está manchado de sangre reseca…
¡Ahora lo recuerdo! Ella, el golpe… ¡No! ¡No! ¡No puede ser! ¡No puedo estar muerto! ¡Tengo miedo!




2 comentarios:

  1. Ja!! Me lo temía. Las infidelidades no traen nada bueno, sobre todo cuando la pareja se entera y se harta. Muy bueno, agobia mucho cuando se ve completamente solo en el mundo. Es una verdadera pesadilla.

    Besos.

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    1. Gracias. Me alegro de conseguir lo que pretendía... Besos reina

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