Visitas

domingo, 24 de mayo de 2015

A las puertas del abismo

"A las puertas del abismo estoy, pobre de mi. A punto de caer al negro infinito mientras aún me consumo en el recuerdo de tus labios incendiarios, traicioneros, esos labios que me empequeñecieron sacando lo peor y lo mejor de mi.
Y me dolió, sí, me dolió que me empujaras a la muerte... Me usaste y me tiraste cómo y cuando mejor te pareció y esa puñalada, fría y cruel, me llevó a donde estoy, aquí, esperando mi turno para entrar por la puerta de la nada más oscura y húmeda, el infierno gélido y nauseabundo donde las pesadillas se hacen realidad.
Mi destino está marcado... Un ultimo empujón y desapareceré para siempre de tu mirada insensible, pero, debes saber que en tu pecado llevaste la penitencia también, porque ya te maté y no lo sabes. Sólo es cuestión de tiempo. Y ni siquiera entonces te pondrás en mi lugar, el de una colilla con muy mala hostia... Pero ya dará igual todo."

Esta se la dedico a mi amiga Carmen Verde, magnífica fotógrafa y escritora, que me inspiró con su inigualable Oda a la hormigonera. Un abrazote.


domingo, 10 de mayo de 2015

La chispa

Todavía estaba pensativo por las espadas cruzadas que había visto junto al viejo puente, en el desfiladero ¿Acaso se me había pasado algo por alto? Una batalla de la que no tenia noticias. No nos paramos entonces.
Poco después, lo vi por primera vez. Desde un promontorio que dominaba la costa vimos el castillo mas famoso de la historia del cine, Eilean Donan.
Parecía tan pequeño en la distancia y sin embargo era tan grande...
Aquel jueves santo de 2010, entre los muros del castillo de los inmortales, surgió la chispa...
El 10 de mayo de 1719 el castillo original, defendido por una guarnición de soldados del Regimiento de Galicia, cayó.
Casi 300 años después, empapado de leyendas de fantasmas, de historias de traiciones, de guerras de religión, intereses partidistas y amores tormentosos, empecé a dibujar en mi mente lo que ahora es El Monje de Hierro, actualmente en proceso de lectura (Por eso no estoy hablando mucho de ello, toca esperar).
Aquel día un fantasma me sonrió porque sabía que iba a contar su historia, antes de que yo mismo lo supiera... Fue justo allí, cuando me volví para mirarle, después de ver un grabado sobre la Masacre de Glencoe que había un salón. El tiempo se detuvo y las paredes me empezaron a hablar.
En recuerdo a los 307 que fueron a Escocia, aquellos 307 que me acompañaron en aquel largo camino de soledad pactada, cuando construí un castillo de palabras en mis noches, apoyado por los muros de una intensa investigacion realizada durante mis dias...
Y mi fantasma sigue alli, entre los muros de Eilean Donan Castle, esperando que el tiempo cambie para cumplir su juramento.


Eilean Donan desde el puente. En primer plano el hornabeque y la torre del homenaje.



El que escribe entre los muros del castillo. En el horizonte la isla de Skye bajo la lluvia.
 

domingo, 3 de mayo de 2015

La balada del país de los ciegos

Dicen que en el reino de los ciegos el tuerto es el rey. Técnicamente así es, puesto que el tuerto es la única persona que puede guiar al resto hacia algún lugar que no suponga el descalabro de alguno de sus acompañantes.
Sin embargo, en el país de los ciegos no había tuertos por aquel entonces y cada uno hacía su vida como buenamente podía: a tientas, unas veces acertando y otras recibiendo el golpe frontal más inesperado.
Pasó que un día una joven ciega que se sentía importante quiso ser reina y fingió ver algo por un ojo. Todos levantaron los brazos en señal de victoria, esperanzados de que aquella persona tuerta les guiara y sus encontronazos terminaran.
Decía ella: -vayamos a la izquierda -y todos la seguían.
-Vayamos a la derecha -y ese camino escogían.
Poco a poco fue faltando gente. Algunos murieron aplastados contra el suelo al caer por un acantilado. Otros se quemaron en las brasas de una hoguera. Algunos otros se congelaron, perdidos en el bosque. Ella siempre enviaba alguien delante que moría en su lugar, sabía que era ciega, así que no se arriesgaba nunca y además era la reina. Cuando algo fallaba bastaba con justificar las ausencias diciendo que ese no era el camino que había dicho, que era más a la izquierda, o que se habían separado y no la habían hecho caso...
Todos fueron muriendo hasta que sólo quedo la falsa tuerta y otra mujer ciega que no acostumbraba a dejarse llevar por el famoseo de la líder de los ciegos muertos.
Esta mujer consiguió a tientas llegar al mundo de los que ven y se operó la vista. Consiguió ver algo por un ojo y con ese ojo quiso volver a su país para saber la verdad.
Y ésta no era otra que la ceguera total de la reina tuerta, la reina de los ciegos que estaba tan ciega como los demás, pero fingía ser tuerta para ser reina... Decidió seguirla como súbdita por un tiempo, el justo y necesario para que le dijera: -tienes delante un maravilloso jardín donde pasear, ve y disfruta de él.
En realidad pudo ver un pantano de suelo informe. Caminó delante de ella y se agarró a un árbol de la orilla para a continuación decirle a la reina:
-si que parece hermoso, acompañame en el paseo, Majestad.
Y la reina ciega murió en el pantano de arenas movedizas sin reconocer sus culpas por cobardía y orgullo, pues no creía que su súbdita viera algo.
Fue así como la verdadera tuerta se convirtió en reina del país de los ciegos, más bien del país de los ciegos muertos, y no teniendo nadie sobre quien gobernar, se dirigió al mundo de los que ven para no volver jamás, con la esperanza de encontrar el camino a la felicidad sin que nadie la intentara conducir al abismo con falacias.