Este
micro relato lo escribí hace años, cuando estaba en la universidad, y lo he
retocado un poquito. Deseo que lo paséis bien, o mal, según se mire:
Yo no estoy loco, estoy
completamente seguro. No sé qué pasó, pero no estoy loco. Sólo estoy nervioso, un
poco nervioso, sí, porque esta situación me produce inseguridad.
Yo no, no sé lo que ha
sucedido realmente, ni si hice algo diferente que me llevara a ésto. Es como si
alguien me hubiera elegido para llevar a cabo algún experimento macabro. Todo
es extraño, todo es ajeno por completo a mi entendimiento.
Lo que sé con seguridad
es que hoy me desperté, me levanté, miré el reloj de la mesita de noche y por la
fecha que señalaba llevaba tres días en la cama. Es como si de mi vida se
hubieran borrado tres días en los que no hice ni viví nada, como si jamás
hubieran transcurrido.
Para mí hace cuatro
días fue ayer, y ayer recuerdo perfectamente que me acosté con un terrible
dolor de cabeza y que sólo pensaba en descansar sobre el regazo de Alicia, mi
esposa, y sentir su pecho cálido latiendo junto a mi sien, aligerando mis
cargas y mi dolor con su amor desmedido.
Me dolía la cabeza porque
me golpee con no se qué y sólo deseaba tumbarme en la cama mientras ella regresaba
haciéndome olvidar esa punzada penetrante. Me recosté sobre la almohada y
esperé, y seguí esperando, mas ella no llegaba y al final me quedé dormido.
Creía que durmiendo
tres días y tres noches recordaría algo más que un lento paseo por una oscura
senda alfombrada de crujientes hojas otoñales que se iban despedazando a mi
paso, pero no fue así. Es como si hubiera estado caminando tres días por ese
sueño hasta encontrar la forma de despertar, hasta encontrar la salida, cuando
el camino se bifurcó y escogí una de las sendas. Entonces desperté y seguía
sólo.
Todo estaba como cuando
me acosté. Alicia no había dado signos de haber estado en casa durante este
tiempo y, no sé, simplemente esperé porque ni hambre tenía para desayunar algo.
Con el paso de los minutos caí en la cuenta de que no escuchaba ningún ruido:
no había tráfico en la calle, ni los gorriones piaban, ni los perros del vecino
ladraban, y bien raro era que a esas horas no estuvieran dando la coña ya.
Entonces miré por la ventana y mi ansiedad creció, pues nadie había en la
calle: ningún ser vivo se cruzó ante mis ojos; nadie en la acera, ningún
vehículo circulando, ninguna ventana moviéndose o ni indicios de vida en el
tejado, donde habitualmente se ponen los grajos a estas alturas del año; nada,
soledad es todo lo que vi para mi, y empecé a traumarme pensando en la
posibilidad de que nunca más volviera a ver a nadie. Salí a la calle y corrí de
un lado a otro.
—¿Hola? ¿Hay alguien
ahí? —grité. Pero el silencio fue mi respuesta y cuando estuve harto de mi
soledad regresé a casa a sabiendas de que ya nunca más vería a nadie. Entonces
rompí a llorar como un niño.
Yo no estoy loco,
seguro, puesto que puedo razonar a pesar de mis preocupaciones, pero la
realidad es que han pasado tres días y tres noches desde ayer y, puesto que no
he vivido ese tiempo y estoy aquí, y los demás no, he de suponer que el golpe
que me di me ha enviado a un plano diferente, como una especie de universo
paralelo en el que vivo tres días por delante de los demás, sí, debe ser que
vivo en el futuro.
Pero el caso es que no
recuerdo haber perdido el sentido, porque fui capaz de llegar hasta la cama y
acostarme. Lo extraño es que no sé por qué me lo di, sólo sé que me dolió
intensamente al principio, para irse diluyendo poco a poco. Cuando desperté ya
no me dolía ni he visto que tenga morados o hinchazones. No ha quedado ni
rastro. Al principio creí que habría tenido algún shock que me hubiera hecho
dormir tres días y tres noches y que me desperté una vez que me sentí fuerte y
recuperado. Algo así como si hubiera estado conmocionado, o incluso hubiera
tenido algún tipo de coma no muy profundo.
Pero lo cierto es que
Alicia no me despertó y creo que ni siquiera lo intentó. No obstante dudo que
ella me haya abandonado porque me quiere mucho, tanto, que siempre me ha
perdonado por mis continuas infidelidades. Ya me había perdonado por mi último
desliz, con Carla, la mujer de Luis, su compañero de trabajo. Además, lo último
que le escuché decir fue que me amaba ¿Cómo iba a dejarme entonces?
Sin duda debe ser lo
que pienso. Estoy en el futuro o todos se han quedado en el pasado, o algo así.
¡Dios! ¡El sexo sí que
lo voy a echar de menos! Lo sé, es mi debilidad, pero no lo puedo remediar. Se
me da bien conquistar a las mujeres y Alicia lo sabía cuando la conquisté a
ella.
Pero ¿Por qué me tiene
que pasar a mí? ¿Es por mi dinero? ¿Es por envidia? ¡No lo entiendo! Por alguna
razón debo estar condenado a esta soledad, pero ¿Por dinero? Si el mundo está
lleno de capullos con dinero peores que yo. Cualquier político o dirigente de
cualquier empresa es tan impresentable o más que yo y seguro que no han pasado
por esta pesadilla.
Tengo que
tranquilizarme y pensar algo porque del mismo modo que llegué a este solar
vacío debe haber alguna forma de volver.
Veamos, Si dejo una
carta por debajo de la puerta del vecino y mi teoría es cierta, la recibirá
dentro de tres días, de modo que podría avisarle de lo que me está pasando.
Espera, no puedo
ponerle cualquier cosa, pensará que estoy loco y, yo, yo no estoy loco, creo
¡Ah! Lo pensaré mejor. Iré a la cocina y comeré algo, aunque no tengo hambre
todavía, pero tengo que llenar el estómago porque, si no como ni bebo, acabaré
enfermando ¡Ay! ¡Malditos nervios! ¡Todo se me cae de las manos!
En fin, espero que
Alicia haya comprado comida para tres días o tendré poco para elegir. Sí, hubo
suerte y ese jamón tiene muy buena pinta. Cortaré un poco. Veamos donde dejé el
cuchillo…
Un momento ¿Y este
martillo? ¿Qué hace con los cuchillos? Está, está manchado de sangre reseca…
¡Ahora lo recuerdo!
Ella, el golpe… ¡No! ¡No! ¡No puede ser! ¡No puedo estar muerto! ¡Tengo miedo!
Ja!! Me lo temía. Las infidelidades no traen nada bueno, sobre todo cuando la pareja se entera y se harta. Muy bueno, agobia mucho cuando se ve completamente solo en el mundo. Es una verdadera pesadilla.
ResponderEliminarBesos.
Gracias. Me alegro de conseguir lo que pretendía... Besos reina
Eliminar