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miércoles, 26 de febrero de 2014

El Glorioso

Don Pedro Mesía de la Cerda era un infante cuando sobrevivió al desastre de Passaro.
Quién lo iba a decir, que aquel Guardamarina que sobrevivió a la carnicería del San Felipe, el Real, descrita en El Monje de Hierro, se convertiría en Teniente General de la Real Armada y Virrey de Nueva Granada años después. 
Todo un héroe de nuestra patria que, sin embargo, ha caído en el olvido del común, ya que hoy en día parece ser que es malo sentirse español y cantar las gestas de grandes hombres que bajo nuestra bandera sangraron, y por ello se prefiere mirar a otro lado antes que reconocer que, en realidad, este país está lleno de héroes y que los necesitamos hoy más que nunca, aunque sean anónimos.

Corría 1747, durante la Guerra de Asiento, también llamada de la Oreja de Jenkins, cuando se le ordenó a Don Pedro, quien por entonces ya era Capitán de Navío, regresar a España desde América a bordo de El Glorioso, transportando cuatro millones de pesos de plata. Al principio el viaje fue tranquilo, pero no habría de serlo siempre, pues los ingleses conocían la existencia de este tesoro y no estaban dispuestos a permitir que España se nutriera de él regenerando las arcas del Rey Católico.
El 25 de julio el Glorioso encontró en su carrera hacia España la presencia de diez buques ingleses entre los que había tres de guerra: el Warwick de 60 cañones y la fragata Lark, de 40, además de un bergantín de 20.
Comenzó la persecución. El navío español, de 70 cañones se mantuvo a barlovento para proteger la carga mientras que el bergantín, más rápido, se acercaba y lanzaba su primera andana contra la popa a eso de las 9 de la noche.
Sabiendo que era un riesgo hacer frente a los tres buques don Pedro decidió transportar cuatro cañones de gran potencia a la popa y de este modo impidió que el bergantín se acercara demasiado ante los disparos amenazadores del navío español.
Un intercambio de golpes poco certeros se produjo durante toda la noche entre los dos navíos, pero la cosa se complicó a partir de la mañana siguiente, cuando los otros dos se unieron a la fiesta y el bergantín se alejó para proteger a los siete mercantes que estaban escoltando los buques de guerra.
A medio día llovió y el glorioso quedó sin viento a favor, de modo que se volvió hacia estribor para presentar batalla. El Lark sufrió duros cañonazos que le dejaron muy dañado el casco y el aparejo.
Entonces viró en redondo el navío español para disparar al Warwik, que ya le estaba tomando la distancia para disparar. Hacia las 2 de la noche comenzó el combate. Tras hora y media de andanadas el navío inglés quedó sin el palo mayor, viendose obligado a la retirada.
El navío español había sufrido 5 bajas y 44 heridos, algunos daños en el aparejo y en el casco, y de la Cerda sabía que podría haber vencido al navío inglés de perseguirle, pero temiendo la presencia de más navíos ingleses en la zona decidió continuar pensando en el bien del cargamento y de sus hombres.
Algunos daños fueron reparados de camino a España, otros necesitaban ser reparados en un puerto y aún le quedaba un buen trecho para llegar a Galicia.
El 14 de agosto se topó con tres navíos ingleses: el Oxford, de 50 cañones, la fragata Shoreham y el bergantín Falcon, de la escuadra de John Byng, a quien de la Cerda recordaba de Passaro.
Después de tres horas puso en fuga a los ingleses. Perdió el bauprés y a 9 hombres más, pero consiguió llegar a Corcubión dos días después dejando el cargamento a salvo. 
Después de los arreglos más imprescindibles De la Cerda salió para El Ferrol, pero los vientos contrarios le obligaron a poner rumbo a Cádiz tratando de alejarse de Portugal para no encontrarse con los navíos ingleses que patruyaban aquellas aguas.
El 17 de octubre se encontró con cuatro fragatas corsarias en las proximidades del Cabo San Vicente. El buque español los mantuvo a raya causándoles fuertes daños. Un quinto navío se unió a la fiesta, el Darmouth, de 50 cañones, y de nuevo se inició un duro combate que sólo terminó cuando la santabárbara inglesa saltó por los aires por los cañonazos españoles, muriendo en la deflagración el capitán y 325 hombres. Tan sólo 11 marineros y un teniente sobrevivieron al naufragio. 
La fragata King George también quedó inutilizada y las otras tres fragatas continuaron persiguiendo al navío español, que seguía su rumbo hacia Cádiz, pero al día siguiente la Russell de 80 cañones, también se unió al combate y entre los cuatro navíos acribillaron al Glorioso, que aguantó toda la noche, infringiendo daños a los ingleses, hasta que al amanecer del día 19, ya sin munición, desarbolado, a medio hundirse y con 33 muertos y 120 heridos, Pedro Mesia de la Cerda rindió la nave viendo imposible la defensa.
Fueron llevados a Lisboa donde el Glorioso fue inspeccionado para unirlo a la Armada Inglesa, pero tantos daños tenía que tuvieron que desguazarlo. Los españoles apresados fueron a Londres, donde fueron tratados con honor y admiración, mientras que muchos de los capitanes ingleses fueron expulsados de la Armada acusados de incompetentes.
A su vuelta a España De la Cerda fue ascendido y los marineros españoles recibieron el merecido reconocimiento.
Y ahora, decidme. Después de todo ésto ¿Realmente os parece heroico lo de la película Master and Commander? 
Bien merece una película el Glorioso, historia pura de nuestra Armada, un navío de héroes que nadie debería olvidar. Un recuerdo para ellos, nuestros héroes.

4 comentarios:

  1. El día en que nosotros empezemos a creer en nosotros mismos y en lo Grande que ha sido nuestra historia igual empezaremos a salir de la tumba en la que estamos. Muy bueno !!

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  2. Te dejé un comentario hace un par de dias y veo que no está, no creo en la brujas pero haberlas ailas jajajaja.
    Bueno te decía que el Glorioso se mereció todo reconocimiento que recibió y más que deberíamos haberle dado, fue increíble lo que consiguió con tan poquitos medios con respecto a los enemigos.

    Besos

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  3. Es una lástima que no se grabara tu comentario. Sin duda debe ser algo de brujería o uno de esos misterios insondables de la informática. En cualquier caso siempre es un soplo de frescura leerte. Gracias por tu comentario. Saludos cordiales.

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